30 de diciembre de 2010

Deseos 2011

Ahí van; sin ponerse dubitativos deseos que vienen así, sin pensar demasiado, para 2011.
 1. Tener cada día motivos para reirse, aunque sea de uno mismo sin un chavo en el bolsillo.
 2. Que la energía se incremente y poder realizar las cosas que me gustan, tales como grabar un disco.
 3. Que siga habiendo mucha telebasura distractora en la televisión, porque soy adicto, pero cotilleo del malo.
 4. Para seguir con la tele que tanto me obsesiona que tambien haya buen cine, más versión original, cine culto, del de siempre, y cine experiemental de ese que sólo se ve en los festivales también.Calidad, calidad y calidad. Lo que no puedo son con las medias tintas, me aburren, o muy malo o muy bueno, pero algo aceptable sin más pues como que no.
 5. Viajar mucho.
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Si esto se realiza aunque sea uno sólo ya está soy feliz, que uno se realice es que los cinco también pueden.
Hastaciao.

22 de diciembre de 2010

¡Qué me estás contando!

 En nochebuena con Raphael, con eso lo digo todo. La época televisiva es bastante cacota. Se acabaron los buenos programas de televisión, se acabó la imaginación y viva la crisis.
La adoraremos como si fuese el Dios supremo, porque tú; crisis, haces el mundo más fácil, de no existir habría que pensar y todo, pero como existes me caso contigo y no hago nada . Porque como muy bien dicen algunos, esto es una crisis de valores más que una crisis de money money. El mundo puede cambiar, pero como sigues existiendo ya lo dejamos para luego, ya saldrá el sol, pero no ahora, sino que no se sabe, así que Shakira nos está tomando el pelo.
 Entre Lomanas, Moras, Trapotes y Belenes estoy perdiendo el juicio; esa gente que siempre está ahí dandose puñales por la espalda y denunciándose me abduce al abismo, mi masa cerebral se está reduciendo y ya no se diferencia entre la mía y la de un pingüino. La cosa llega a tal punto que lo mejor de todo el mundo catódico es un trasnochado y eterno programa tufoso llamado "Raphael en Nochebuena" con sus idolatrantes artistas nacionales para un público de antes de la era "cuéntame cómo paso". El monstruo, el maestro, el GRAN RAPHAEL.  A mi no me gusta personalmente, que conste que mis gustos no están reñidos con su categoría artística. Hay que reconocer con cierta amargura que dentro del panorama que tenemos para mirar la televisión en estas fechas es de lo mejor que hay. Aunque sea un producto del baúl de los recuerdos. A pesar de ser un contenido echo a medida para alimentar ese ego reseco de la grandeza de su ilustrísima "Raphael".
La gran noticia es que este año como primicia mundial cantará "El tamborilero". Ya  oigo a todo el mundo aplaudir con las orejas de emoción desmesurada: ¡Yupi, yupi, yupi!
 En fín, si por lo menos hiciese un dueto con la gran Annie Lennox, por poner un ejemplo, ya sería otra cosa.
Así que si son ustedes de esos que alguna vez miran la televisión en navidad, mejor que se vayan al aeropuerto de Heathrow a mirar las pantallas que anuncian los vuelos. No hay nada más navideño que gente encerrada bajo la nieve en un aeropueto, después de cagarse en todo seguro que salen amistades eternas de ahí. Como decían los otros: "amigos para siempre lailo lailo lailo lá".  Quizás no sea muy navideño, pero es más real.
Ante todo esto yo sólo digo: ¡qué me estás contando!







21 de diciembre de 2010

El espumillón de la Presidenta

   La vida te da sorpresas, a veces hasta buenas, viviendo en una tierra donde a pesar de ser gente muy hospitalaria la gente vive de puertas para adentro, tengo que esbozar una gran sonrisa al descubrir la amabilidad de unos vecinos. Ciertamente mis relaciones vecinales son prácticamente nulas, yo soy de esos que si por mi fuese viviría en una casa independiente con jardín, creo que es el estado normal para vivir en como Dios manda. Con el tiempo el tiempo ya veremos cómo resulta la empresa. El caso es que mis relaciones vecinales están enquistadas desde tiempos inmemoriales, donde salvo muy raras excepciones lo habitual es forjarse una imagen en principio caricaturesca de los demás, sin tener ni idea de cómo serán sus vidas.
Es lo que tiene, esto ni es un pueblo ni es una corrala madrileña, asi que cualquier cosa que se parezca a la serie "Aquí no hay quien viva" es pura ficción.
 En lo que puede decir que se parece es en que vivimos en una comunidad con su presidente y todo, aquí no hay nadie como "el señor Cuesta", y todos escurren el bulto porque nadie quiere que le toque el cargo.
Yo no sé ni quién está ahora mismo, nunca fui a una reunión, tienen toda la pinta de ser un coñazo, si fuese como la elevisión ya sería otro cuento e iría sin dudarlo. No lo sabía hasta que vi a un señor de cierta edad poniendo el espumillón en los buzones. me pareció extraño, pero bonito, aquello era muy raro, en cincuenta años de existencia del edificio en el qu vivo jamás se le ocurrió a nadie poner un adorno de navidad.
 La ocurrencia era de su señora esposa que es la presidenta de la comunidad. Ella de su propio bolsillo tuvo la feliz ocurrencia de adornarnos cada piso de los espacios comunes de nuestra sosa vivienda como ya dije con espumillón y deseandonos a todos una Feliz navidad. Ole y olé, ¡qué gesto!, Los vecinos son extranjeros, creo que argentinos, pues eso, ole y olé. Han tenido que venir de fuera para darnos una bonita sorpresa.
Simplemente gracias.


 

11 de diciembre de 2010

SAN JACOBO PICANTE


Añadió un poco de sal a los San Jacobos, él era así, le gustaba todo rabiosamente salado y picante. Estaba gordo como un tonel, pero no le importaba, para él era más importante saciar el apetito voraz inmediato del momento que pensar en ridículos asuntos como la salud.
En casa eran todos gordos; gordos pero inconscientes de su obesidad y totalmente despreocupados. De hecho olían un poco mal y todo, bastante mal. La higiene tampoco era una cosa que les desquiciase especialmente. Como bien dice el proverbio: "Dios los cría y ellos se juntan"; la bendita ignorancia a veces hace justicia cuando las ambiciones que bombardean a las masas sociales crean sus propios anticuerpos en tipos como estos. No es nueva esta generación de personas, incluso me atrevería a decir que es de las que más abundan desde el principio de los tiempos. Era como la película de "El doctor chiflado" de Eddy Murphy, donde la norma era ser exageradamente grasiento y celebrarlo. Vale, una cosa está bien, que incluso puede parecer desde fuera que incluso es autoestima alta, el hecho de ser inmune a las críticas y la aceptación de que uno es cómo es. El pecado está en ponerse una venda en los ojos y reducir el abanico humano de valores a dos que están trasnochados y que incomodan cada vez que uno sale del gueto en el que se cree feliz. Él era uno más, que había aceptado la cadencia que le tocó vivir sin hacerse preguntas, porque las preguntas sólo dan problemas, y como uno les haga caso pueden lavarle a uno el cerebro. Para que esa peligrosa conexión cerebral no llegue a buen puerto lo mejor era echarle también mucho picante al San Jacobo.
Él era un tipo bastante patético ciertamente, como toda su familia, lo que pasa es que estaban todos acostumbrados a vivir bajo un falso orgullo. Era de esos tipos que las mofas son continuas alrededor de él,allí por dónde pasaba el chiste estaba asegurado. Lo mismo pasaba con su madre, su padre, sus hermanos, su abuela.
Ciertamente es un tema bastante triste, por qué se digna este artículo a colarse entonces en este blog: "me troncho de risa", muy fácil, estos individuos pululan por ahí, puedes ser tú ,puedo ser yo, o todos en alguna medida tenemos algún punto del tío del San Jacobo, que lo primero que circula en la mente desconocida es: me troncho de risa. Ahora bien, la naturaleza es muy sabia y muta por si misma aunque uno no quiera, alguien cambiará las cosas de lo que pasa, alguien de esta familia tendrá un gramo de conciencia de lo que ocurre aunque sea un chispazo, y una vez se enciende la luz es imposible decir que no se vio. Quién puede cambiar toda una generación de conciencias atrofiadas me pregunto. Uno sólo es muy difícil, asi que dejo este articulito en plan seudofilosofía barata para dar una de cal y una de arena, no siempre vamos a estar tronchándonos sin parar.






3 de diciembre de 2010

Cheché la choriza



Con la cara sin maquillaje y tersa por el frío matinal, Cheché tenía día de compra. Las diez y media en el reloj del banco la saludaban a ella y a su carrito al pasar. El supermercado era una fiesta de señoras variopintas, si bien, poco a poco también aparecía la raza masculina a descubrirse por allí. El cinturón aprieta y ya casi nadie compraba por capricho ni el Cola Cao, todo era de imitación, marcas blancas con logotipos de los mismos colores que las marcas más caras, para dar sensación de que es lo mismo. Y que a nadie se le quite la ilusión de que no es así, que si no vuelve la Revolución.
Unos pocos de Watios más en la iluminación del local anunciaban por pura casualidad que había que comprar más, porque la navidad volvía de nuevo este año, porque éste también tocaba, y para que la gente picase más rápido se decidió abrir la jornada con el día de la degustación. Una chica muy mona en minifalda roja ofrecía en bandeja turrones, que yo siempre me pregunté por qué no ponían a chicos en pantalón corto por igual; de seguro que las marujas irían con más furor a picotear. El glamour era pura fachada, ya que casi siempre la azafata era la hija de la vecina, esa que suele estar borracha los fines de semana y dándose el filete en los portales. La misma, que ahora se viste en envoltorio de navidad, pero oye, por unos segundos que uno se lo cree. En el barrio todo queda en casa, y como tal a casa llegan también las delicias.




Cheché tenía una lista larguísima de productos en un papel muy arrugado en el bolsillo y se santigua una vez antes de echar cuentas. Allá va, ella va a lo que va, a las ofertas. Esto, esto y esto, tal y tal, y de paso me llevo este zumo con el que no contaba, porque si me llevo dos me regalan el tercero; se decía ella para sus adentros.
Al pasar por la sección de degustaciones Cheché sonríe con timidez y se aprovisiona de su "castañón glasé", el nuevo producto de moda. Mmmm, estaba delicioso, qué cosa tan buena, Cheché estaba por la nubes de aquella maravilla tan rica. Al volver a abrir los ojos vuelve a la tierra y sorprende a una señora mayor metiendo unos castañones precintados en el bolso. Cheché se indigna de tal modo que se disponía a llamarle la atención, pero la sorprende ahora a ella su amiga Crochenca, se le había olvidado que todos los días se ven al comprar en ese mismo lugar. Crochenca tenía los dientes sucios llenos de castañones glasé, y le comentaba a Cheché que había visto el cielo con ese producto nuevo. Cheché asentía y volvía a la realidad olvidándose de la señora. - Sí,¿verdad?, ¡vaya delicia los castañones!; comentaba Cheché a su amiga siamesa. Al ver de reojo que la señora mayor se marchaba sin pagar sin el menor de los problemas Cheché decidió que ella no iba a ser menos. Se aprovisionó de unos Castañones en su bolso con la mala suerte de que las cámaras la captaron.
Al salir, fueron dos señores de seguridad a llamar la atención a Cheché diciéndole que la acompañasen. Cheché roja como un tomate se hacía la sueca mientras que pudo deciendo que era una mujer decente. Increpaba a su amiga del alma para que la defendiese. Crochenca muy resuelta paga y se va diciendo: - ¿Cómo?, yo a esta señora no la conozco de nada.