25 de febrero de 2011

Operación Truño

  Lo venía diciendo desde hace tiempo que eso de OT olía a tufo antes de empezar, ya fue extraño que tuviera hace una década un éxito sin precedentes en este país el batiburrillo este que recordaba a épocas franquistas de los niños triunfo glorisos. El acierto que tuvo fue que abría una brecha nueva en el nuevo siglo XXI desconocida hasta el momento, se inauguraban así la era de los realitys.
Las galas de emoción empalagosa de por si no vendían nada y no interesaban ni a Perry. Sólo nos las comíamos con patatas porque en nuestras retinas se  solapaban junto con el día a día de la academia.El mundo entre bastidores, la trastienda de la fábrica de artistas clon. Era eso precisamente lo que nos daba morbo e interés a todos para engancharnos. El voyerismo de asistir a las clases sin compromiso alguno desde casa es lo que nos hacía sentir parte de aquello. Era un "gran hermano" fino, por el que se colaban artistas nacionales e internacionales incluso, los cuales hablaban de una manera que parecían el vecino de al lado. Eso nos gustaba.
El negocio, el arte, el artista, los sueños, los egos, las pulsiones altas y bajas se orientaron a querer introducirse en ese mundo de todos nosotros.
 Yo quise acudí a un casting lo confieso, todos hacíamos como que no nos importaba pero todos hacíamos la cola para vivir ese sueño de entrar en la academia.
 Ese nuevo sueño que no existía todos lo teníamos oculto y no nos habíamos enterado hasta que se alzó el telón en el otoño del 2001.
 Todo lo que sube como la espuma hay que sacarle tajada sea verdad o mentira antes de que se esfume, y esta moda, como ocurrió con las Spices Girls cinco años antes no iba a se menos. En todo el mundo aparecieron sucursales nacionales del programa, para que nuestros jóvenes vivan sus sueños. Pero la traca daba para más y al poco apareció una serie que era otro operación triunfo más pero al estilo " médico de familia" La serie "Un paso adelante" apareció en un chasquido de dedos con tropecientos capítulos para saciarnos agusto. Aquella cantera de jóvenes actores se frotó las manos, ya que al poco apareció un producto musical de dudosa calidad: "UPA DANCE", que llenaba estadios y agotaba entradas, de la troupe actoral metida a cantante de turno superguays y vestidos quetecagas de megamodernos de fama versión 2.0 a la española, algo irresistible para el sensible cerebro en la edad del pavo que nos vendían como lo más nuevo con tufo a pasado.


Fama, ¡a bailar! está durando mucho viendo lo visto, el programa ya empieza a ser un clásico sobreviviendo al ocaso de OT, factor X, Tu sí que vales(otro programa con sucursales en todo el mundo; una mezcla de Operación Triunfo con El Semáforo de Cañita Brava), una escuela de actores de no se qué.
  La fama cuesta si señor, como predicaba la serie, pero que no nos tomen el pelo, todo lo interesante que tenía todo aquello es lo que tenía de Reality Show, y sino, ¿por qué te crees que triunfa el programa de Paris Hislton donde busca a su mejor amiga?. Pues muy fácil, se le quita todo lo que sobra, y nos quedamos con el puro freakismo chic morboso y ya está.

 De un tiempo para acá los canales se multiplican como los Gremlins con el agua, y hay tanto tantísimo que uno no sabe dónde centrar la atención, hay una ansiedad por lo nuevo, lo revolucionario, que resulta imposible anclarse en algo que ya murió. Se puede respetar y merecen mil respetos los profesionales que participaron en el programa OT. Pero da una pena amarga profunda lo último que hemos visto, da la sensación que no son más que unas marionetas de un juego abandonado donde ni pinchan ni cortan, ni los presentadores, ni los invitados, ni los concursantes, por más energía que le pongan. 

5 de febrero de 2011

sigloXXI

Para saber si eres del siglo XXI es muy fácil, si eres chico y te depilas los sobacos lo eres y si eres chica y los llevas sin depilar también.
 Luego hay cosas más importantes como si tienes estudios, hipoteca, o eres de la culturilla apocalíptica del 2012 o la nueva espiritualidad de plástico que está de moda, pero ya te digo, el barómetro verdadero son los sobacos.